martes, 11 de junio de 2013

EL INICIO DE LA VIOLENCIA

Juan Roa Sierra asesinó al caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, cuando salía de su oficina situada en la carrera séptima con avenida Jiménez de Quesada.

La muerte de Gaitán desencadenó una violenta protesta del pueblo, apoyada por un grupo de la policía. En Bogotá se desataron los incendios y el pillaje, mientras los francotiradores se tomaban el centro de la ciudad. A este acontecimiento se le llamó "el bogotazo".

Esa situación solamente se pudo controlar siete días más tarde. Los incendios acabaron con la Calle Real, con los tranvías, con edificios gubernamentales, entre ellos el Palacio de Justicia que quedaba en la calle 11 con carrera sexta y estaba presidido por la estatua de Jose Ignacio de Márquez, de sino trágico, porque cuando se construyó el nuevo Palacio de Justicia en el costado norte de la Plaza de Bolívar, también fue destruido por el incendio que siguió a la toma guerrillera del M-19, el 6 de noviembre de 1985.

La estatua de Jose Ignacio de Márquez que presidia el gran patio, desapareció por varios años. Luego fue a dar al museo nacional, ya decapitada.

La Junta Liberal emplazó al Presidente conservador Mariano Ospina Pérez a que renunciara, pero no lo hizo porque, según su célebre frase, "más vale un presidente muerto que un presidente fugitivo". A partir de entonces, se recrudeció la violencia con características inhumanas y los liberales fueron perseguidos por campos y ciudades por los conocidos "pajaros y chulavitas". 

La violencia desatada entonces, sólo pudo ser controlada por el golpe militar que el teniente coronel Gustavo Rojas Pinilla le asestó al presidente conservador Laureano Gómez, el 13 de junio de 1953. Rojas Pinilla logró pacificar gran parte del país, especialmente los Llanos Orientales, en donde había surgido la guerrilla liberal para defenderse de la violencia oficial. Trajo la televisión y le dio el voto a la mujer. Hizo algunas obras importantes, pero se fue convirtiendo en un dictador, que el pueblo no pudo soportar más. Lo que colmó la copa fue la matanza de los estudiantes que marchaban pacíficamente en protesta por el asesinato de su compañero Uriel Gutierrez, por la carrera séptima hacia el Capitolio Nacional, ocurrida el 8 de junio de 1954 a manos de las "fuerzas del orden", Al llegar a la calle 13 fueron reprimidos a bala por el ejército. Blanquita estaba soltera y trabajaba en una oficina en la calle 13 con la carrera octava. Vio cómo huían los estudiantes; cómo eran perseguidos por los soldados y cómo corrían los arroyos de sangre calle 13 abajo. La gente tuvo que permanecer en los edificios. Hacia las 8 de la noche, los jefes llevaron a Blanquita a la casa.

En 1957 se organizó un gran paro nacional que culminaría con el cierre bancario, anunciado para el 10 de mayo. Marceliano gerenciaba la sucursal de Teusaquillo del Banco de Bogotá. Se rumoreaba que la policía detendría a los gerentes para obligarlos a abrir las oficinas. Permanecíamos en alerta. En la madrugada del 10, Marceliano recibió la llamada de un compañero: "El enfermo se murió". Era la consigna. El dictador tuvo que abandonar el país. La gente salió a las calles a celebrar, haciendo la V de victoria. Yo tomé a Fernando y a Carlos de las manos y me fui con ellos a la carrera 13 a ver el desfile espontáneo de miles de manifestantes. Los carros pitaban. Camiones y zorras transportaban músicos y comparsas. Era un verdadero carnaval.

Todo esto fue posible por el gran carisma del líder liberal Alberto Lleras Camargo. Se estableció provisionalmente una Junta Militar de Gobierno, conformada por los generales Gabriel París, Rafael Navas Pardo, Luis Ordóñez, Rubén Piedrahita y Deogracias Fonseca, los llamados "quíntuples".

Alberto Lleras se reunió con Laureano Gómez en Sitges (España), el lugar de su destierro, y firmaron el "Pacto de Sitges", según el cual se creó el "Frente Nacional", que disponía la alternancia de los partidos liberal y conservador cada cuatro años. El primer presidente fue Alberto Lleras. Si bien el Frente Nacional fue una tabla de salvación en esos difíciles momentos, con el tiempo fue perjudicial porque produjo la pérdida de identidad de los partidos y se creó un limbo político que sirvió para que la oligarquía de ambos partidos se adueñara del país y diera motivo al surgimiento de la guerrilla comunista, comandada por Tiro Fijo y apoyada por Fidel Castro. Aunque pudo iniciarse con ideales políticos, tras frustrados acuerdos de paz se convirtió en el grupo terrorista que hoy repudia el mundo entero.

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