viernes, 14 de junio de 2013

DESPÚES DEL "BOGOTAZO" LA VIDA CONTINUÓ

Cuando ocurrió "el bogotazo", detonante de estos acontecimientos, papá trabajaba en la Base Aérea de Madrid, en Cundinamarca y estuvo acuartelado. En la emergencia, se cerraron los comercios en Chapinero como previsión, ya que se habían salvado del pillaje y los incendios del centro. Los especuladores hicieron su agosto. En una tienda vecina vendían todo a $1,00 que entonces equivalía a un dolar: una libra de arroz, una panela, una libra de chocolate o de azúcar o de sal. El vecindario estaba indignado, pero a pesar de todo seguía comprando cada cosa a $1,00.

Se decía que iban a envenenar el agua del acueducto y fue preciso llenar todas las ollas. Por la falta de carne tocó matar una gallina que había criado Blanquita, porque se la habían regalado pollita en una fiesta infantil. Ella lloró mucho y, naturalmente, no la probó.

Un día vimos que un camión militar paraba en frente a la casa. Por entonces vivíamos en la calle 62 con carrera novena, arriba de la estación de bomberos, a media cuadra de la casa colonial de los Hauzeur y cerca a la iglesia de Lourdes. Nos sobresaltamos al ver que se bajó un oficial a quien rodeó inmediatamente un grupo de soldados, pero nos tranquilizamos al comprobar que el oficial era papá con uniforme, porque acostumbraba vestir de civil. Nos traía provisiones, cantinas de leche y alimentos preparados por el ranchero del cuartel. Hubo para dar y convidar a los Hauzaur y a otros vecinos.

El 8 de abril nos había llegado de visita América Torres, una joven barranquillera ahijada de mi tío Luis. Por la situación, no habíamos podido hacerle ninguna atención. Al volver a la normalidad, organizamos un paseo al Lago Gaitán para remar, con un nuevo grupo de amigos. Ya estábamos más grandes, pues éramos universitarios. Seguíamos reuniéndonos con los Rodríguez Hoffman, y Los Hauzeur, se nos unieron los Pineda, amigos de Alicia Ortiz, los Cristo, los Buenahora, un compañero de Alberto, Manuel Hernández, quien más tarde se casó con Carmenza Pineda y varios muchachos chapinerunos como Jorge Esguerra y Hernando Rosas.

El lago Gaitán con su Ciudad de Hierro fue un lugar de recreo muy importante, especialmente para los chapinerunos. Tiempo atrás, el capitán Camilo Daza, uno de los pioneros de la aviación civil, tenía allí su hangar y daba paseos sobre la ciudad en su avión particular para financiar su carrera como piloto. En aras del mal entendido progreso, fue desecado y urbanizado. Así se perdió un gran pulmón para la ciudad. Hoy es conocido como el centro de ventas de computadores, Unilago.

Como no perdíamos oportunidad para bailar, teníamos programado un bailecito en casa de las Cristo, para después del paseo. Como siempre, le pedimos a Álvaro Castillo que llevara a algunos de sus hermanos o primos. Esa tarde llevó por primera vez a su primo hermano Marceliano Noguera Dreyer. Simpatizamos en seguida y nos hicimos novios.

Durante el tiempo de nuestro noviazgo terminé la carrera y él entró a trabajar al Banco de Bogotá. En ese lapso seguimos disfrutando con nuestros amigos de paseos y reuniones bailables. Se nos unieron los hermanos solteros de Marceliano: Jaime, Rosa Paulina y Lucía.

Alberto y Hermann Rodríguez montaron una nueva obra de teatro, que se representó en la casa de Alicia Ortiz, en la calle 57, frente a la iglesia de El Divino Salvador. La obra se titulaba "La risa va por barrios", original de Serafín y Joaquín Álvarez Quintero. Los protagonistas eran Ligia Osuna y Alberto, quienes eran novios en la vida real y en la comedia. Los padres de la novia éramos Jaime Villate, el novio de Alicia en la vida real, y yo, en los papeles de Anguarino y Venturita, esposo sumiso y mujer dominante.

Rodrigo Barreneche, primo de Álvaro y de Marceliano, animó los intermedios pues era un gran cuenta-chistes y tocaba el acordeón de maravilla. Jaime Villate hizo tan bien su papel de marido infeliz, que hasta se echó tiza en los hombros para parecer casposo. Al poco tiempo se acabó su noviazgo con Alicia, sin motivo aparente. Llegué a pensar que Alicia se había desilusionado al verlo en ese papel.

Hermann siguió cultivando su afición por el teatro. Después de graduarse de médico y de especializarse en México en cirugía maxilofacial y de la mano, se estableció en Manizales en donde conformó un grupo de aficionados que llegó a ser importante en los festivales de esa ciudad.

Llegamos al final feliz de los cuentos de hadas. Marceliano y yo nos casamos el 22 de diciembre de 1951.

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