miércoles, 26 de diciembre de 2012

LAS VIUDAS DE LOS PRIMOS: Segunda entrega

De camino a mi apartamento, mientras el taxi me conducía por vías congestionadas soportando trancones interminables, pude hacer una rápida introspección de lo que había sido la vida de las mujeres de mi generación incluidas, por supuesto  "las viuda de los primos". Nos habían educado para ser mujeres piadosas, esposas sumisas y madres prolíficas  Se suponía que nos casaríamos con prohombres, encargados de protegernos junto con nuestra prole y de proveer todo lo necesario para el bienestar de la familia y la buena posición en la sociedad.

Nuestros abuelos habían vivido en una sociedad patriarcal, a la que no afectaban las guerras civiles, porque no se sentían en Bogotá  Todo les llegaba de Europa: la moda masculina de Londres, la femenina de París y la zarzuela de Madrid. Los bogotanos no podían imaginar que sus condiciones de vida fueran a cambiar.

Pero el mundo cambió por causa de las dos guerras mundiales. A partir de la primera, las mujeres en los países aliados dejaron los trajes de la Bella Época y adoptaron el traje corto y lo cabellos a "la garçon", para trabajar en las fabricas sin el impedimento de las crinolinas y los rizos. Ya difícilmente renunciarían a la independencia económica lograda y se prepararían para desempeñar trabajos mejor remunerados. Todo esto repercutió en nuestros países latinoamericanos. Surgieron entonces las primeras lideres feministas y socialistas en el mundo y también algunas en Colombia, como María Cano. Varias pioneras entraron a las universidades a estudiar Medicina o Derecho, afrontando la critica social. Pero casi todas abandonaron sus profesiones en cuanto se casaron.

Pero fue la segunda guerra mundial la que nos marcó a las mujeres de mi generación  Cuando se celebró la victoria, salimos a las calles con nuestros padres a festejar el triunfo de los aliados y la llegada de una nueva era.

En la posguerra, seguíamos siendo hijas de familia muy protegidas: no podíamos ir a fiestas ni a cine sin chaperona, pero se comenzaba a sentir la influencia del "american way of life", gracias al cine de Hollywood. Ya nuestros padres veían la posibilidad de que ingresáramos a la universidad, pero no para seguir carreras liberales sino otras acordes con nuestra condición femenina como arte y decoración  dibujo arquitectónico  filosofía y letras, pedagogía o trabajo social.

Por ese tiempo, fue cuando Lilia se casó a escondidas con Jorge. Había terminado el cuarto año, lo que se llamaba el bachillerato elemental y se consideraba mas que suficiente para cumplir el destino natural de esposa y madre. Al principio pasaron muchas dificultades. Jorge entró a trabajar en la empresa del papá  los niños llegaron uno tras otro hasta completar cuatro. Comenzaron a preocuparse por el futuro y fue cando Jorge animó a Lilia para estudiar derecho. Ya los niños habían entrado al colegio y podría disponer de tiempo. Decía Jorge que una profesión seria como un seguro de vida para ella, y él se sentiría mas tranquilo. Y tuvo razón  Cuando se presentó la apertura económica  la empresa quebró. De no haber sido por el trabajo de Lilia en la Rama Judicial, no habrían podido pagar las universidades de los muchachos y hoy no tendría ella su pensión ni su apartamento.

Jorge acomodó su horario al de Lilia, para que el hogar siguiera marchando normalmente  Gracias a sus colaboración  ella pudo adaptarse a las exigencias del fin de siglo y llegar al nuevo milenio sin afanes económicos  aunque sí con la pena de haber perdido al único hombre que había amado en la vida. Sus hijos le ayudan a sobrellevar la viudez y los nietos le proporcionan alegrías maravillosas. Han pasado varios años desde la muerte de Jorge y Lilia ha ido elaborando el duelo. Me alegré cuando vi chispitas en su mirada, al hablarme del coronel.

En el trayecto del apartamento de Lilia al mío, se hizo de noche. Yo venía tan ensimismada en mis pensamientos, que me sobresalté cuando el taxista me dijo habíamos llegado.

Sentí el calor de hogar al entrar en mi apartamento  aunque ahora vivo sola, pero es que lo tengo lleno de recuerdos: bellos cuadros al óleo pintados por mi madre, algunos muebles que le pertenecieron  muchos libros y la vajilla de Sèvres. Tengo una galería con fotos de mis abuelos, mis padres y mis hermanos; de mi matrimonio y de mis hijos en todas las edades, hasta ahora cuando son adultos; de mis nietos desde bebés a adolescentes; grupos con mis amigas y otros tomados en eventos culturales o académicos  Es mi pequeño paraíso, en donde recibo con alegría a mi familia y a mis amigos; y es también  viendo televisión o tejiendo. Encuentro aquí cuanto me hace sentir tranquila, protegida y realizada.




Buenos Aires, marzo 16




Querida Lucía:


Es una lastima que no hayas podido venir a este paseo, porque ha sido muy interesante. Yo tampoco hubiera podido venir a pesar de las promociones tan favorables, ahora cuan do es el turismo lo que esta moviendo a la Argentina. Pero mis hijas me entusiasmaron, me regalaron unos dolares y me ayudaron con sus tarjetas de crédito. Claro que yo les iré abonando con mi pensión.

Te mando este E-mail, aprovechando que aquí hay un locutorio en cada cuadra. Pero es que no puedo esperarme al regreso para contarte algo que me tiene triste. Yo siempre quise conocer el Cono Sur, desde la época en que trabajé con Gabriel Artigas, mi amigo uruguayo. ¿Lo recuerdas? Nos encargaron la investigación sobre el acervo musical de Colombia, un proyecto conjunto de Unesco y la Facultad de Antropología.

Él me inicio en la apreciación de la música culta cuando me regaló el disco de Carmina Burana. En ese tiempo asistimos a muchos conciertos en el Teatro Colon y en el auditorio León de Greiff. Todavía lamento la pérdida de eses "long play", que una de mis hijas le prestó a una amiga y nunca le fue devuelto. lo sentí porque tenia valor sentimental. También hicimos varias giras por distintos pueblos, estudiando el folclor. La mejor investigación la logramos en un festival de bandas en Paipa, porque cada banda llevó lo mejor de su región.

bueno, ya estoy aquí en Buenos Aires. Lo primero que hice fue buscar a mi amigo en el directorio telefónico de Montevideo. No sabía si estaba vivo o muerto porque han pasado mas de veinte años desde cuando cayó la dictadura y él pudo regresar a su país, sin que nunca se hubiera comunicado conmigo, a pesar de la amistad que tuvimos  Tú que has sido mi confidente, sabes que fue algo mas que amistad. Pero eso fue hace mucho tiempo y ya pasó a la historia. Lo encontré  lo llamé y me contesto él mismo, con la mima voz juvenil de hace veinte años. No ocultó la alegría que causó mi llamada. Ya esta pensionado, pero sigue vigente: escribe, es catedrático de la Universiad y trabaja con un grupo de intelectuales en defensa de los derechos humanos. 

Le conté que con el grupo iríamos a Montevideo el viernes siguiente y que le había traído varios discos compactos de la Orquesta Filarmónica, con los mejores conciertos del León de Greiff. Le ofrecí llevárselos a su casa, pero lo declinó de inmediato y me preguntó en donde iba a estar para buscarme. Me di cuenta de que estaba cohibido, inexplicablemente. Le informé que almorzaríamos en el restaurante del puerto y que regresaríamos a Buenos Aires a las 7.

La travesía del Río de la Plata dura dos horas. Es como navegar por el mar en calma. Yo tenia la esperanza de que estuviera en el puerto esperándome  Pero no fue así  Tampoco llegó al restaurante. Reanudamos el "city tour". Subimos al monte que le dio el nombre a ciudad. Es apenas una colina, pero se destaca en medio de la inmensa planicie que es el Cono Sur oriental. Él me había contado que cuando llegaron los conquistadores, al divisar el monte el vigía exclamo: "Monte video", porque hablaban en latín.

Al regreso tuvimos que hacer una larga fila, mientras revisaban nuestros pasaportes. Tampoco llegó. Cuando ya habíamos abordado, me llamaron por el altoparlante para que me presentara en la comisaria del barco. Me asusté al pensar que mi pasaporte pudiera tener algún problema. Un oficial me esperaba. Me entregó un sobre que contenía un libro y me ofreció excusas de parte del Dr. Artigas por no haber podido llegar a tiempo. Lamentó no haberle permitido abordar, porque el barco estaba pronto a zarpar y ya habían retirado el elevador para las sillas de ruedas. Me preguntó si no tenia algo para él. le entregué los discos, con una tarjeta de mi hotel en Buenos Aires. Volví a mi asiento con el corazón oprimido. Abrí el sobre y encontré un libro muy bien editado. En la caratula decía: "Poesía itinerante. Gabriel Artigas". Me conmovió la dedicatoria, que es en sí un lindo poema. Ya te lo mostraré. la foto de la solapa no debe ser reciente, porque se ve tal como yo lo recuerdo.

 Esa noche me llamó al hotel, lamentando que no hubiéramos podido encontrarnos por una serie de inconvenientes que calificó de "desgracia". Le dije que yo también lo sentía porque esa había sido la ultima oportunidad de volver a vernos, dado nuestros años.

Me estoy extendiendo demasiado y apenas alcanzo a arreglarme para llegar a tiempo a "El Señor Tango", en donde se presenta el mejor espectáculo de la ciudad. En cuanto regrese te invitaré con las otras viudas de los primos para contarles todo lo del viaje y mostrarles las fotos y un video que nos tomaron.

Recibe junto con Berta, Clarisa y Lilia un cariñoso abrazo de,


                                                                                                      Mariana     



                 Continuará....