viernes, 1 de febrero de 2013

LAS VIUDAS DE LOS PRIMOS: Entrega Trece

Julio 27


Vicente acaba de regresar de su gira por Europa y me llamó esta mañana. Quiere venir a visitarme pronto para contarme del viaje y darme un detalle que me trajo. Convinimos la tarde del viernes de la próxima semana. No pudo ser antes. Comprendo que tiene que compartir con sus allegados las experiencias del viaje, atender la correspondencia represada, organizar su agenda y, en fin, mil cosas. Por mi parte, tengo yoga el lunes y voluntariado el miércoles.

Me anticipó que estuvo tomando apuntes sobre los lugares que más le interesaron, especialmente en España, porque toda ella es un historial que los hispanoamericanos compartimos. Cuando venga, me leerá los apuntes sobre "el camino a Santiago", que es el histórico camino de los penitentes. El tema es cautivador y sé que me va a encantar, como todo lo que él escribe.

Cuando nos despedimos, marqué el teléfono de Lilia. Quería saber cómo le había ido en la cena con el coronel.

- No hubo tal cena - me respondió entre frustrada y aliviada.

- ¿Qué pasó?

- Me llamó como a las ocho para cancelarla. Según pretextó, se encontraba en una reunión de trabajo que se estaba prolongando más de lo previsto. Pero me reiteró la invitación para hoy.

- ¿La aceptaste?

- No. Le dije que ya tengo un compromiso. Nos despedimos molestos y no quedamos en nada.

Me quedé pensando en el coronel. Verdaderamente, es un personaje imprevisible y misterioso. Nada justifica que haya aparecido en la vida de Lilia para inquietarla, cuando ya ella ha logrado superar el duelo por Jorge, está disfrutando de la tranquilidad que da el deber cumplido y de la merecida recompensa por sus desvelos de tantos años.



Agosto 5


A las seis de la tarde asistimos a la Misa del quinto aniversario de la muerte de Humberto, en la iglesia de Santa Beatriz. Estaba colmada por familiares y amigos que lo recordamos con mucho afecto porque Humberto fue un hombre ejemplar, en todo sentido: como esposo y padre de familia fue amoroso, comprensivo y responsable; como empresario y hombre de negocios fue íntegro, emprendedor, justo y generoso con sus empleados y trabajadores; como amigo, sincero y cordial.

Clarisa ha sobrellevado su viudez con estoicismo y ha tenido el valor necesario para conservar el hogar que fundó con él para sus hijos, aunque hoy sean independientes y hayan formado sus propias familias. La casa de Clarisa sigue siendo la de todos y siempre encuentran en ella el calor de hogar que disfrutaron en su infancia.

Como la vida es una sucesión de momentos tristes y momentos felices, Clarisa tuvo la alegría de comprobar que Mauricio y Yolanda han superado sus conflictos y que siguen tan enamorados, no como antes, "sino mejor que antes", según palabras de la propia Yolanda. Otro motivo de gozo es la noticia del embarazo de Carolina. A Clarisa le duele no poder compartir esta alegría con Humberto, aunque el título de bisabuela no la halaga demasiado.



Agosto 10


Por ser el cumpleaños de Berta, hoy disfrutamos de un domingo inolvidable en la finca que ella compró en Tabio, recientemente. Lo que más la motivó fue la belleza del paisaje sabanero, la vecindad a ese pueblo encantador y el fácil desplazamiento a Chía, para lo relacionado con su empresa. Además, se enamoró de la casa, amplia y antigua con grandes chimeneas y muy buenas posibilidades de remodelación.

- Así le daré trabajo a Juanita, para que se entusiasme de nuevo con su profesión nos dijo.

Lo que más me gusta de los asados campestres es que son los hombres quienes los preparan. Fernando, el hijo médico de Berta fue el chef: nadie mejor que él para hacer los cortes de las postas; bajo su dirección trabajaron Jorge Luis, Mauricio y José Joaquín; el Magistrado Casabianca se encargó de darles vueltas a a las mazorcas, sin dejar vencer los términos y su hijo Andrés de macerar los aguacates para la ensalada y de dosificar el picante. La única mano femenina que intervino fue la de Rosalinda, la cuidandera, experta en papas saladas.

Mientras ellos sazonaban las carnes y encendían las brasas manteniendolas en el punto justo, sin que se arrebataran ni se extinguieran, otros hombres se encargaban de enseñar a los niños a elevar las cometas, de rescatarlas cuando se enredaban en los árboles y de correr tras ellas, que es lo propio en agosto.

Entretanto, Berta, Clarisa, Mariana, Lilia y yo con María Eugenia de Casabianca y otras amigas, suegras y cuñadas de nuestros hijos, saboreábamos el delicioso refajo preparado por José Roberto, el filósofo, ducho en la mezcla de los elementos, en este caso la espirituosa cerveza y leve gaseosa.

María Luisa Dávila llegó con su abuelo Rodrigo Dávila Diazgranados. No fueron necesarias las presentaciones porque nos reconocimos en seguida, a pesar del distanciamiento de tantos años. Todos quedamos encantados con María Luisa por su sencillez, su distinción y su simpatía.

Ya berta nos había contado que la química entre ellas se había producido desde el momento en que José Joaquín las presentó. Vio en la muchacha una profesional inteligente, bien preparada y con un gran don de gentes; a su vez, la joven vio en Berta a una empresaria exitosa de quien podría aprender mucho, en especial lo que no se enseña en las universidades.

En menos de un mes estará trabajando en Ladies Fashion. Con ella en la subgerencia, Berta podrá desentenderse poco a poco de la dirección de la empresa y tendrá más tiempo para sí misma. Le ilusiona mucho venir a vivir en la finca y dedicarse al cultivo de flores y curubas.

Juanita nos tenía una sorpresa: había contratado la banda municipal. Esta interpretó lo más alegre de su repertorio y los jóvenes se dieron gusto bailando. Como la tarde comenzaba a enfriarse, los mayores nos reunimos en la sala al lado de la chimenea a recordar nuestros buenos tiempos, llenos de anécdotas divertidas. Para entrar más en calor, José Roberto nos ofreció aguardiente o brandy y terminamos esa tarde medio entonados.



lunes, 28 de enero de 2013

LAS VIUDAS DE LOS PRIMOS: Entrega Doce

Tan pronto como envié el correo, me arrepentí de haberlo escrito. ¿Con qué autoridad me permitía yo juzgar a Bill e interpretar sus sentimientos y sus intensiones? Pero ya no había nada qué hacer, salvo una llamada de emergencia. Levanté el teléfono y pedí comunicación con el hotel Hilton en New Jersey. Pero Berta ya no estaba alojada allí. Tuve que lamentar una vez más mi temperamento impulsivo que me lleva  a hablar antes de pensar y que me ha causado no pocos sinsabores en la vida.

Conocí a Bill O'Leary cuando vino por primera vez a Bogotá con otros dos ingenieros para prestar una asesoría a Ecopetrol, con el fin de explorar nuevos pozos. Bill es un hombre alto, flaco y desgarbado al estilo de Clint Eastwood y, así como él, tremendamente atractivo.

Los compañeros de Bill vinieron con sus esposas. Para atenderlos, Berta ofreció una cena en su apartamento. Asistimos también Lilia y Jorge, Clarisa y Humerto, Mariana y yo; como las dos ya estábamos separadas, Berta invitó también a Gabriel y a Vicente porque la idea era terminar la velada bailando en el Salón Monserrate del Hotel Tequendama.

Fue una noche inolvidable. La orquesta de jazz contaba con un saxofonista maravilloso, que transmitía a los "blues" un sentimiento profundamente romántico  El repertorio incluía melodías de Cole Porter como "Begin the Beguine" y "Nighty and Day" que se hicieron tan populares en las voces de Frank Sinatra y de Bessie Smith. Esa música nostálgica y sentimental que tuvo su origen en la comunidad negra de Nueva Orleans y que marcó una época en la cultura musical norteamericana, siempre se seguirá escuchando aunque en nuestros días hayan cobrado popularidad entre los jóvenes el rock pesado y la música pop. Aun ahora, cuando han pasado tantos años y escucho esas melodías, recuerdo aquella noche.


Julio 26

Hoy me correspondió la tarde de juego. Como habíamos hecho el pacto de guardar dieta, encargué una tabla de quesos. Nos reunimos las cinco "viudas de los primos", pero esta vez contamos con la presencia de José Joaquin Diazgranados. Hoy sí pudo dedicarnos tiempo, sin los afanes notariales que otras veces le impedian jugar todas las partidas. Como ya cumplió los sesenta y cinco, por ley tuvo que renunciar a su cargo. Pero sigue dictando cátedra en El Rosario y la Javeriana.

Acostumbramos jugar "continental" porque es entretenido y no tan complicado como el "bridge". Berta acaba de regresar de Nueva York. Parecería que la está afectando el soroche, pero yo sé que no es eso. Durante el juego no se concentró. Por ejemplo, cuando hicimos las tres escaleras, no se bajó a tiempo a pesar de tener tres comodines, por lo cual quedó encartadísima cuando José Joaquín nos dio el golpe chino. No he tenido la oportunidad de hablar a solas con ella, desde su regreso. La familia la ha estado visitando asiduamente, en especial los nietos para recibir los regalos.

Pasamos a la mesa para degustar la tabla de quesos, con vino blanco o rojo, según el gusto, porque no teníamos que llegar hasta el extremo de acompañarla con bretaña.

José Joaquín le pidió a Berta que nos contara sobre su viaje y cómo le había ido en sus negocios. Ella aprovechó para decirnos que está cansada y que quiere delegar funciones en sus hijos, para que vayan tomando las riendas de "Ladies Fashion". Pero lo difícil es que alguno quiera hacerse cargo de la empresa. Fernando, por ser medico, no tiene interés en la moda ni tiempo para lo que no sea el consultorio, la clínica y la Escuela de Medicina. José Roberto es filósofo y su mente vive ocupada en las teorías metafísicas que enseña en varias Facultades de Filosofía; por otra parte, la redacción de su próximo libro lo absorbe por completo.

Queda Juanita. Ella, por ser mujer, debería interesarse por la moda. Pero, no. Ella es descomplicada en el vestir. Berta sostuvo con ella una verdadera batalla campal para que se presentara debidamente en el matrimonio de Carolina. A Juanita le gusta andar de Bluyines, camiseta, suéter y mochila al hombro. Se contagió del "hippismo" cuando estudió Arquitectura en Los Andes y, más aún, cuando hizo el posgrado en urbanismo y paisajística en Universidad de Stanford en Palo Alto, California.

-  Juanita tiene tiempo, - continuó Berta - pero es muy fresca, Como no tiene marido ni hijos ni perrito que le ladre, no se preocupa por nada. Creo que hasta le han caído bien la crisis económica y la recesión de la construcción  porque encuentra pretexto para no trabajar y seguir dependiendo de mí. Pero no le voy a durar toda la vida y tendrá que responsabilizarse por sí misma.

- No pienses en eso, Berta - la tranquilizó José Joaquín - tú tienes cuerda para rato. Pero si realmente necesitas que alguien te colabore, yo puedo recomendarte a algunos de mis alumnos de posgrado en Ingeniería Industrial o en Administración de Empresas.

- Eso me suena bien. ¿Y a quién tienes en mente?

- La primera opción sería para María Luisa Dávila, una joven samaria que está emparentada con nosotros, aunque lejanamente. Es nieta de Rodrigo Dávila Diazgranados.

- Ya sé de quien se trata: Francina, la esposa de Rodrigo, es prima segunda de Roberto. Lástima que por nuestro vieja a Estados Unidos, nos desvinculamos.

- Piénsalo, Berta, y me comunicas cualquier decisión que tomes.

Regresamos a la sala, pero ya no seguimos jugando. Sacamos el puntaje porque el perdedor será el próximo anfitrión de la tarde de juego. Para mi sorpresa, no fue Berta la perdedora: Lilia tuvo un puntaje aun mayor. ¿En qué o en quién estaría pensando? ¿Acaso en el coronel?

Cuando se fueron los demás, Lilia me dijo que estaba sin carro y que Jorge Luis vendría por ella. Le pregunté por qué había estado tan distraída en el juego, si ella es la que casi siempre gana.

- ¿No será por causa del coronel?

- ¿Como lo adivinaste?

- Era fácil. 

- Pues sí. Yo estaba furiosa porque después de aquella noche se desapareció sin ninguna explicación  Pero estaba más furiosa conmigo misma que con él, Al fin y al cabo, él es un extraño. Pero yo, que me conozco, ¿cómo pude perder la sensatez y dejarme llevar por sensaciones que ya creía extinguidas desde la muerte de Jorge?

- Porque eres humana, sencillamente. Y aunque seas madre y abuela, no has dejado de ser mujer.

- ¿Te conté que lo vi una mañana en el parqueadero y que arranqué sin determinarlo?

- Sí, me lo contaste.

- Me telefoneó por la noche. Me dijo que había estado llamándome pero que no había querido dejar mensajes en el contestador. Que había tenido que viajar a Medellín intempestivamente por razones de trabajo. Hoy volvió a llamarme. Quiere que nos veamos esta noche y salgamos a cenar. Acepté para dejar las cosas en claro, porque no quiero seguir con este juego.

- ¿Por qué?

- Porque él me atrae mucho. Es un hombre interesante y no acabará su vida solo sino con una mujer joven, libre de compromisos familiares.

El portero avisó por el citófono que don Jorge Luis Palacio había llegado. Lilia no quiso hacerlo esperar y bajó al momento.

domingo, 27 de enero de 2013

LAS VIUDAS DE LOS PRIMOS: Entrega Once

New Jersey, julio 10


Querida Lucía:


Quedé agotada pero satisfecha con toda la actividad que implicó la presentación de mi catálogo en las reuniones con los empresarios, las visitas a los proveedores de textiles y adornos que no se consiguen en Colombia y, además, la firma de varios contratos muy favorables para Ladies Fashion.

Pero no te escribo para contarte eso. Te escribo para hablarte de Bill. Mis temores se disiparon totalmente. Él está gozando de perfecta salud y me quiere como siempre o, quizá, más. Pero...Siempre hay algún "pero" que impide la felicidad.

Bill no quiere que sigamos viéndonos así, esporádicamente. Él quiere estabilidad. Ya no estamos jóvenes como para seguir manteniendo una relación de lejos, con encuentro ocasionales que son cada vez mas distantes. Él quiere que nos entreguemos totalmente el uno al otro, que lleguemos a la vejez juntos, que tengamos un hogar... Y me propuso matrimonio.

La propuesta me llega demasiado tarde. Si me la hubiera hecho hace años, cuando estábamos jóvenes y mis hijos eran niños, la habría aceptado sin vacilar. Pero ahora, es difícil tomar una decisión  ¿Cómo renunciar a mi vida en Colombia, con mi gran familia que es mi propia creación? ¿Cómo separarme de mis hijos y mis nietos? ¿Cómo dejar de compartir la vida cotidiana con mis amigas del alma, las"viudas de los primos"?

¿Cómo seguir con Ladies Fashion o liquidarla, si le he dedicado mi vida y es el patrimonio de mis hijos?

¿Cómo sería mi vida con Bill dentro de unos años? Acabaríamos solos vegetando en algún hogar geriátrico de Miami?

Lucía, ayúdame a pensar porque no me siento capaz de renunciar a Bill.

Te quiero mucho, 
                             

Berta

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Bogotá, julio 15


Querida Berta:


Tu carta me ha conmovido. Sé lo que significa para ti la propuesta de Bill en esta etapa de la vida, cuando y hemos vivido más años que los que nos faltan por vivir. 

Siempre supe de tu amor por Bill, aun antes de que me lo hubieras confesado. Fue tu amigo y tu apoyo moral después del fracaso de tu matrimonio, cuando estabas tan desorientada en un país ajeno, con tres niños que dependían de ti. Eras en ese momento una más de las "viudas de vivo" que prefieres, más por dignidad que por orgullo, asumir solas la crianza de sus hijos.

Añorabas la vida placentera que habías disfrutado en Bogotá desde niña, a tu familia y a tus amigos. Pero no quisiste regresar derrotada a Colombia.

Sobreviviste con el sueldo y las comisiones que te pagaban en el almacén de departamentos. Los niños asistían a la escuela estatal y una muchacha cubana te ayudaba a cuidarlos. Bill era tu ilusión y el motivo para afrontar la vida con optimismo. Sin él, tal vez no habrías logrado lo que lograste.

Habías llegado a Estados Unidos en busca de las mejores oportunidades con que soñaba Roberto. Como se decía entonces, en busca del "sueño americano". Pero la experiencia fue un fracaso y el regreso imposible porque Roberto, como Hernán Cortés, había quemado las naves para impedir la retirada. En otras palabras, había vendido los bienes conyugales, había renunciado a su empleo y a su profesión porque nunca podría ejercerla allá.

Bill siempre estuvo a tu lado, te animó a independizarte ya  crear a Ladies Fashion, que ha sido tu realización como mujer "echada para adelante", emprendedora, inteligente y arriesgada.

Ahora, recordando paso a paso lo que ha sido tu vida y analizando los hechos imparcialmente, veo que el amor de Bill por ti ha sido egoísta  Te brindó compañía y te apoyó en tu lucha, pero amó más su independencia y no quiso asumir la responsabilidad de una familia. Fue solamente tu soporte sentimental.

Tú misma me dices que si te hubiera hecho la propuesta de matrimonio en ese tiempo, la habrías aceptado sin vacilar. Pero, tienes razón, te llega demasiado tarde. Perdóname si soy cruel, pero soy sincera: Bill ha tomado conciencia de su soledad y del tiempo perdido y quiere que tú remedies el vació de su vida.

Me pides que te ayude a pensar, pero no es necesario porque tú ya lo has pensado muy bien. Si no, ¿qué otra cosa es la lista de motivos que me expones en tu carta? Son los motivos de la razón y la lógica. Pero los motivos del corazón, sólo tú los conoces.

Espero que tomes la mejor decisión para tu felicidad. Yo también te quiero mucho,


Lucía