domingo, 27 de enero de 2013

LAS VIUDAS DE LOS PRIMOS: Entrega Once

New Jersey, julio 10


Querida Lucía:


Quedé agotada pero satisfecha con toda la actividad que implicó la presentación de mi catálogo en las reuniones con los empresarios, las visitas a los proveedores de textiles y adornos que no se consiguen en Colombia y, además, la firma de varios contratos muy favorables para Ladies Fashion.

Pero no te escribo para contarte eso. Te escribo para hablarte de Bill. Mis temores se disiparon totalmente. Él está gozando de perfecta salud y me quiere como siempre o, quizá, más. Pero...Siempre hay algún "pero" que impide la felicidad.

Bill no quiere que sigamos viéndonos así, esporádicamente. Él quiere estabilidad. Ya no estamos jóvenes como para seguir manteniendo una relación de lejos, con encuentro ocasionales que son cada vez mas distantes. Él quiere que nos entreguemos totalmente el uno al otro, que lleguemos a la vejez juntos, que tengamos un hogar... Y me propuso matrimonio.

La propuesta me llega demasiado tarde. Si me la hubiera hecho hace años, cuando estábamos jóvenes y mis hijos eran niños, la habría aceptado sin vacilar. Pero ahora, es difícil tomar una decisión  ¿Cómo renunciar a mi vida en Colombia, con mi gran familia que es mi propia creación? ¿Cómo separarme de mis hijos y mis nietos? ¿Cómo dejar de compartir la vida cotidiana con mis amigas del alma, las"viudas de los primos"?

¿Cómo seguir con Ladies Fashion o liquidarla, si le he dedicado mi vida y es el patrimonio de mis hijos?

¿Cómo sería mi vida con Bill dentro de unos años? Acabaríamos solos vegetando en algún hogar geriátrico de Miami?

Lucía, ayúdame a pensar porque no me siento capaz de renunciar a Bill.

Te quiero mucho, 
                             

Berta

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Bogotá, julio 15


Querida Berta:


Tu carta me ha conmovido. Sé lo que significa para ti la propuesta de Bill en esta etapa de la vida, cuando y hemos vivido más años que los que nos faltan por vivir. 

Siempre supe de tu amor por Bill, aun antes de que me lo hubieras confesado. Fue tu amigo y tu apoyo moral después del fracaso de tu matrimonio, cuando estabas tan desorientada en un país ajeno, con tres niños que dependían de ti. Eras en ese momento una más de las "viudas de vivo" que prefieres, más por dignidad que por orgullo, asumir solas la crianza de sus hijos.

Añorabas la vida placentera que habías disfrutado en Bogotá desde niña, a tu familia y a tus amigos. Pero no quisiste regresar derrotada a Colombia.

Sobreviviste con el sueldo y las comisiones que te pagaban en el almacén de departamentos. Los niños asistían a la escuela estatal y una muchacha cubana te ayudaba a cuidarlos. Bill era tu ilusión y el motivo para afrontar la vida con optimismo. Sin él, tal vez no habrías logrado lo que lograste.

Habías llegado a Estados Unidos en busca de las mejores oportunidades con que soñaba Roberto. Como se decía entonces, en busca del "sueño americano". Pero la experiencia fue un fracaso y el regreso imposible porque Roberto, como Hernán Cortés, había quemado las naves para impedir la retirada. En otras palabras, había vendido los bienes conyugales, había renunciado a su empleo y a su profesión porque nunca podría ejercerla allá.

Bill siempre estuvo a tu lado, te animó a independizarte ya  crear a Ladies Fashion, que ha sido tu realización como mujer "echada para adelante", emprendedora, inteligente y arriesgada.

Ahora, recordando paso a paso lo que ha sido tu vida y analizando los hechos imparcialmente, veo que el amor de Bill por ti ha sido egoísta  Te brindó compañía y te apoyó en tu lucha, pero amó más su independencia y no quiso asumir la responsabilidad de una familia. Fue solamente tu soporte sentimental.

Tú misma me dices que si te hubiera hecho la propuesta de matrimonio en ese tiempo, la habrías aceptado sin vacilar. Pero, tienes razón, te llega demasiado tarde. Perdóname si soy cruel, pero soy sincera: Bill ha tomado conciencia de su soledad y del tiempo perdido y quiere que tú remedies el vació de su vida.

Me pides que te ayude a pensar, pero no es necesario porque tú ya lo has pensado muy bien. Si no, ¿qué otra cosa es la lista de motivos que me expones en tu carta? Son los motivos de la razón y la lógica. Pero los motivos del corazón, sólo tú los conoces.

Espero que tomes la mejor decisión para tu felicidad. Yo también te quiero mucho,


Lucía


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