martes, 11 de marzo de 2014

CONTINUACIÓN ¿LA UNIÓN DE LOS PAÍSES LATINOAMERICANOS ES ACASO UNA UTOPÍA?

La imposición de la "civilización" en América Latina, realizada por la fuerza sobre los indígenas, continuada sobre los esclavos negros y la población mestiza durante los tres siglos de la Colonia, quedó registrada en las crónicas como un periodo de paz monacal. Si se llegó a mencionar el exterminio de los grupos que no se sometieron pacíficamente, se justificó el hecho como una acción de la guerra santa contra los infieles. La corona conquistó de grado o por fuerza el oro, la plata y los productos de la tierra, y la iglesia obtuvo varios millones de nuevos adeptos.

El descontento que se había ido fermentando durante esos siglos estalló al fin y tuvo lugar la Independencia, casi simultáneamente en todos los países.

Cada nación de América Latina quedó determinada al azar por una línea imaginaria que dividió pueblos de idéntico ancestro e idénticas costumbres. A la vez quedó compuesta por gran variedad de grupos sociales disimiles entre sí por factores étnicos, sistemas económicos, folclor, etc. Se estableció la formula de nación a la que alude William Burroughs: "Se pinta una línea alrededor de un territorio y se dice que es una nación. A continuación hay que tener policía, control aduanero, ejército y, finalmente, problemas con las gentes del otro lado de la línea".

Cada nación así delimitada se propuso mantener "la integridad del carácter nacional", sobre la base de la unidad de lengua y religión.

Los gobernantes y los jefes de la oposición arrastraron a sus seguidores a las más nefastas matanzas, tocando la fibra sensible de su emoción patriótica, con consignas y mensajes que no correspondían a una filosofía conscientemente aceptada por el pueblo, pero sí a la más conveniente para mantenerlo sujeto. 

La Iglesia Católica con el inmenso ascendiente que ha tenido siempre en Latinoamérica como única religión reconocida por los gobiernos, prestó su apoyo a los mandatarios de derecha y sometió al pueblo mansamente con la intimidación o la promesa, en su calidad de concesionaria exclusiva de la vida o la condenación eternas, sin necesidad de profundizar en los conceptos morales.

El pueblo permaneció indefinidamente en la incapacidad de formarse su propia conciencia moral y cívica, por su misma ignorancia y por la incomunicación a que estaba sometido. Aun hoy, cuando los medios de comunicación penetran en la masa, el individuo se encuentra todavía incapaz de adquirir el sentido crítico necesario para realizarse como ser humano, porque los manipuladores de los medio de comunicación se encargan de alienarlo.

En Colombia, tras el holocausto del Palacio de Justicia en Bogotá (1985), en 1991, se proclamó la nueva Constitución Política, que reemplazó a la conservadora de 1886.

Se declaró la Nación como Estado Laico y se proclamó la libertad de cultos. A partir de entonces, han surgido numerosas sectas cristianas que engrosan sus filas con los desertores de la Iglesia Católica.

Dada la similitud de los procesos históricos en los países latinoamericanos, este fenómeno es común en el continente. Las nuevas iglesias cristianas no están exentas de la influencia política que ejercen los caudillos de turno. Se convocan grandes multitudes, en las cuales el Pastor bendice al candidato a la Presidencia en un acto publicitario transmitido por televisión. Los nuevos cristianos constituyen un caudal incalculable de votos, que los caudillos no desconocen. En las listas para el senado fueron incluidos los nombres de varios pastores, cuyos seguidores los apoyaron con la esperanza de verlos en el senado.

La necesidad de una acción colectiva para establecer un nuevo orden económico internacional, se puso de manifiesto a partir de la Segunda Guerra Mundial. De ella surgió la Organización de las Naciones Unidas.

El principio fundamental del nuevo orden económico internacional se basa en la equidad. Los automatismos del mercado no bastarán para asegurar la equidad en el intercambio y por lo tanto, en el plano internacional incumbe a la comunidad de países ejercer el control.

En el transcurso de las últimas décadas ha habido varios intentos para asegurar la equidad en el intercambio económico continental. Sin embargo, los dos conceptos universales que mueven el mundo, el capitalismo y el socialismo, desde el punto de vista económico, así como la democracia y la dictadura desde el punto de vista político, han dividido al continente en dos bloques irreconciliables. Conceptos que no solo separan a los países, sino que dentro de un mismo país dividen a sus habitantes, como desgraciadamente está ocurriendo hoy en Venezuela.

A comienzos del siglo XXI en el 2004, Suramérica comienza a seguir los pasos de la Unión Europea. El secretario General de la Comunidad Andina de Naciones explicó la gran diferencia con la Comunidad Europea, cuya capital está en Bruselas. La gran diferencia es que Europa adoptó la unidad de moneda, el Euro, y América Latina sigue dependiendo del dolar. 

El sueño de Bolívar seguirá siendo una utopía, después de doscientos años de vida independiente de los países latinoamericanos, a pesar del Acta de la Declaración de Cuzco: "Los Presidentes de los países de América del Sur reunidos en la ciudad del Cusco en ocasión de la celebración de las gestas libertarias de Junín y Ayacucho y de la convocatoria del Congreso Anfictiónico de Panamá, siguiendo el ejemplo de El Libertador Simón Bolívar, del Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, del Libertador José de San Martín, de nuestros pueblos y héroes independentistas que construyeron, sin fronteras, la gran Patria Americana e interpretando las aspiraciones y anhelos de sus pueblos a favor de la integración, la unidad y la construcción de un futuro común, hemos decidido conformar la Comunidad Sudamericana de Naciones".

Los muchos intentos de unión latinoamericana, se han frustrado por la intervención de los Estados Unidos de Norte América, porque incomoda a la doctrina Monroe. "La Doctrina Monroe, sintetizada en la frase «América para los americanos», establecía que cualquier intervención de los estados europeos en América, incluida América Latina, sería visto como un acto de agresión que requeriría la intervención de Estados Unidos".




No hay comentarios:

Publicar un comentario