jueves, 20 de diciembre de 2012

LAS VIUDAS DE LOS PRIMOS: Primera entrega

12 de febrero

Hoy nos reunimos nuevamente, esta vez en el apartamento de Lilia para felicitarla por su cumpleaños. Es la mas joven del grupo. El año pasado sus hijos le celebraron los sesenta con una gran fiesta en Villeta, en la finca de uno de ellos. Asistimos nosotras con algunos de nuestros hijos. Todos ellos son muy amigos, porque crecieron juntos. Pero hoy sus profesiones lo han alejado un poco porque viajan frecuentemente según sus compromisos de trabajo, y sus agendas no siempre coinciden.

Como Lilia es la hermana menor de Berta, todas la hemos considerado como nuestra propia hermanita menor. Claro que ya, a estas alturas de la vida, la experiencia y madurez nos han nivelado y ya todas pertenecemos al "Club de las Viudas de los Primos". Las otras socias, ademas de Lilia y Berta, somos Clarisa, Mariana y yo, Lucía.

Ahora ya no tenemos que proteger a Lilia, como cuando estábamos en el colegio  si se raspaba una rodilla, la llevábamos a la enfermería; si alguna compañerita le quitaba las mediasnueves, nosotras le dábamos de las nuestras. Y mas tarde la cuidábamos de los muchachos que podían estar pretendiéndola con no santas intenciones y que, generalmente, eran los mas guapos estudiantes del Gimnasio, con quienes teníamos integración cultural. A pesar de nuestro cuidado, Lilia se casó a escondidas cuando iba en cuarto de bachillerato con Jorge Palacio Diazgranados, el capitán del equipo de básquetbol.

Hoy es Lilia quien nos protege de las malas inversiones y de los galanes otoñales que nos endulzan el oído para proponernos negocios leoninos. Ahora, cuando todas estamos viudas y nuestros hijos son independientes, procuramos vivir y gozar de la mejor manera de esto que los poetas llaman "edad dorada" y los sociólogos "tercera edad".

Cuando llegamos al apartamento de Lilia, nos abrazábamos felices como si hiciera años que no nos veíamos  Lilia fue desempacando los regalos y agradeciéndolos con un beso a cada una. Nos tenia preparado un delicioso almuerzo, porque una de sus aficiones es la culinaria y ella goza preparando platos de su propia inspiración y mejorando las recetas conocidas. Brindamos con un exquisito vino tinto por Lilia, por este año que comienza, por los nietos que se van a graduar y por los que van a nacer y por nosotras, "las viudas de los primos".

Lilia vive ahora en un lindo apartamento con vista al humedal de Córdoba  se ven las copas de arboles añejos y un cielo azul intenso, en esta época del verano sabanero que nos trae días esplendorosos después de madrugadas heladas. Pasan bandadas de oscuras golondrinas, que me recuerdan a Bécquer.

Les repartí las fotos que, como buena aficionada, tomo en todas las ocasiones importantes. Estas corresponden a la semana que pasamos en La Vega, en la finca de los hijos de Berta.

Hasta nos vemos lindas, porque no hay mejor maquillaje que la alegría  Allí gozamos de la naturaleza exuberante  del paisaje y del clima cálido  de los bien sazonados platos de la cuidandera de la finca y, sobre todo, de nuestra mutua compañía  conversábamos, caminábamos por los senderos circundantes, jugábamos a las cartas y escuchábamos nuestros discos favoritos. Fue una semana maravillosa sin periódicos  sin radio y sin televisión.

Al escuchar los románticos boleros, recordamos nuestra juventud cuando conocimos a los primos de Jorge: Los Diazgranados Alzamora, los Pinedo Dávila, los Palacio Vives y los Palacio Diazgranados.

Por las noches, saboreando algún coctelito y acompañadas por la guitarra de Clarisa, cantábamos boleros y rancheras mientras evocábamos la época de fiestas, paseos y vacaciones en las fincas vecinas, cuando comenzaron a surgir las ilusiones y la química entre nosotras y los primos de Jorge.

- Lilia, ¡qué precioso arreglo floral! ¿Quien te lo mando?

- Jorge Luis y Lina. Cuando Jorge vivía  nunca me faltaron sus flores en mi cumpleaños. Desde su muerte, Jorgito asumió la tradición y siempre me manda flores, así de lindas... - Terminó con u suspiro y los ojos encharcados.

- ¿Como te van a festejar tus hijos?

- Iremos a cenar al Tramonti. Me fascina ver las luces de la ciudad desde las alturas.

- ¿Es el restaurante que queda en Monserrate?

- No, Mariana, queda en la vía a La Calera

- Y esas rosas rojas... ¿quien te las envió?

- ¡Ah! Un vecino.

- ¿Un vecino? Cuenta, cuenta ¿quién es?

- Un vecino, solamente. No empiecen a inventar telenovelas. Vio las flores de Jorge Luis en la portería y como los porteros son tan comunicativos, por no decir chismosos, le contó que hoy es mi cumpleaños.

- ¿Saben que Carolina se casa en mayo? - dijo Clarisa que había estado entretenida viendo las fotos y no se había enterado de lo del vecino.

- ¿Se va a casar tu nieta? ¿Ya terminó la carrera?

- ¿Que es lo que estudia Carolina?

- Administración de Empresas, pero ya se graduó.

- ¿Quien es el novio?

- Andrés Casabianca Holguín, un muchacho estupendo. Es economista, con una cantidad de especializaciones. Se conocieron en Planeación Nacional, hace como un año. Les tocó realizare un proyecto en equipo y se entienden divinamente.

- ¿El matrimonio va a ser por la iglesia?

- No. Va a ser por lo civil porque él es divorciado. El único problema es que tiene dos hijos adolescentes  que son terribles.

- Ahora todo el mundo se casa por lo civil. Fue una lastima que no nos hubiera tocado a nosotras porque yo si me habría divorciado - dijo Mariana -No hay nada peor que ser "viuda de vivo".

- ¿Qué quieres decir? - preguntó Lilia.

- Que"viuda de vivo" equivale a "mujer separada" - terció Berta. - Es mil veces mejor ser viuda de verdad. A las viudas todo el mundo las considera: los parientes ayudan, aunque sea con las matriculas de los colegios y las invitan a almorzar los domingos, a cine de vez en cuando y a paseos familiares.

- Así es - continuó Mariana - a mí me salían con el cuento de que ayudarme económicamente era alcahuetear la irresponsabilidad de mi ex. Mi hermano me aconsejaba que lo demandara al Bienestar Familiar.

- ¿Y que me dicen del clásico don Juan de oficina? - Berta volvió a tomar la palabra - Los tenorios presumían que estábamos sufriendo del síndrome de abstención y se nos insinuaban creyéndose irresistibles.

- Pero no todos eran así  También tuvimos amigos desinteresados que nos estimularon y nos ayudaron en el trabajo con su mayor experiencia. Yo recuerdo todavía a alguien muy especial - concluyó Mariana con añoranza, pensando posiblemente en Gabriel Artigas.

-Yo también - intervine- Y lo mejor es que seguimos siendo amigos, después de mas de veinte años.

- Eres afortunada, Lucía. Un amigo como Vicente solamente se encuentra una vez en la vida.

- O nunca - se lamentó Mariana.

- ¿Se ven con frecuencia?

- No tanta como quisiéramos  El viaja mucho porque lo invitan a dictar conferencias en universidades, tiene que revisar las ediciones de sus libros en el el extranjero y las traducciones. Desde la Navidad pasada no nos vemos porque está disfrutando su año sabático en Europa. Pero no deja de enviarme postales de los sitios más interesantes.

- Es difícil sobrellevar la soledad, así tengamos muchos hijos y nietos. Pero hace falta una compañía masculina con quien conversar, escuchar música o salir a tomar un café - dijo Mariana.

- Pero en nuestro medio eso es imposible. Si viviéramos en los Estados Unidos podríamos tener nuestro "boy friend", sin importar la edad  - agregó Berta, tal vez recordando la época en que trabajó en Miami, cuando estaba recién separada y conoció a Bill O' Leary.

- Afortunadamente, ya superamos esa etapa que fue tan difícil pero a la vez tan grata, cuando pudimos trabajar, realizarnos en nuestras profesiones, conocer gente interesante, hacer préstamos, pagar la hipoteca y sacar adelante a nuestros hijos. Ahora ya estamos mas allá del bien y del mal. Disfrutamos de nuestras pensiones, tan bien ganadas; el amor de los hijos nos gratifica con creces; los nietos son nuestro encanto y estamos gozando ¡por fin! de la independencia - concluí filosóficamente.

- Brindemos por nuestra independencia - dijo Lilia sirviendo una nueva ronda de vino.

- Pues nuestra independencia es para gozarla - dijo Mariana - ¿Que han pensado muchachas del plan que les propuse para ir a buenos aires? tenemos plazo hasta el 1 de marzo para inscribirnos. Es una oportunidad magnifica, porque hay grandes descuentos en pasajes y hotel. Hay programas incluidos como la visita a Montevideo navegando por el Mar del Plata, el paseo por el delta del Paraná, "shows" de tangos, noche en el casino flotante, un asado al estilo gaucho en una estancia y mucho más.

- A mí me encantaría - dijo Berta - pero coincide con mi viaje a Miami para presentar la colección de verano.

- Yo no puedo - dijo Clarisa - porque se nos vienen muchos gastos con el matrimonio de Carolina y, ademas, hay que pagar los impuestos.  

La tarde se nos pasó volando. Cuando Berta anunció que se iba porque tenia pico y placa, se inició la desbandada.

- Me voy contigo - dijeron simultáneamente Mariana y Clarisa.

- ¿Te llevo? -me invitó Berta - Hay cupo.

- Te lo agradezco, pero me quedo otro momento, porque Lilia me va a dar su receta de la cazuela de mariscos.

Cuando quedamos solas Lilia y yo, le dije:

- Ahora sí cuéntame lo de tu vecino. ¿Clasifica o no clasifica?

- ¡Uy...! Por supuesto que sí, pero no para mí: es más joven.

- ¿ Qué tan joven? ¿Es de la edad de Jorge Luis?

- No. Es por lo menos diez años mayor que Jorgito, pero también es diez años menor que yo.

- ¿Como lo conociste?

- Me lo presentaron en la pasada asamblea de copropietarios. Acababa de comprar el 701.

- ¿Que hace?

- Es militar retirado y abogado.

- Así que son colegas. ¿Se ven con frecuencia?

- No. A veces nos encontramos en la portería o en el parqueadero. Me dice doctora y me trata de usted.

- Y tu ¿cómo le dices?

- Yo le digo coronel.

- Pues parece que el coronel se interesa en ti.

- Claro que no. Es un vecino, como cualquier otro.

- Pero he descubierto una nueva luz en tu mirada.

- Fantasías tuyas, por tu vocación de escritora.

- ¿Como te llegaron las rosas?

- Él mismo me las trajo esta mañana, Timbró y como el portero no lo había anunciado, pensé que era la empleada. Así que fui a abrir tal como estaba: en bata, con la toalla enrollada en la cabeza y sin maquillaje.

Las dos soltamos la risa.

- Si hubiera sentido algún interés por mí, ya lo habría desechado al verme en tal facha.

- No lo creo. Conservas una piel muy linda y no tienes ni una arruga. Bueno, Lilia, otro día me das la receta y, ahora sí, por favor, llámame un taxi.


Continuará...


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