Después del chocolate, hablamos de trapos.
- ¿Qué te vas a poner para el matrimonio de Carolina? - me preguntó Lilia.
- No sé. Mi vestido negro ya está muy repetido - respondí.
- Yo tampoco sé - dijo Mariana con preocupación - Yo no encuentro nada hecho porque en las "boutiques" sólo venden ropa para flacas.
- ¿Se dan cuenta, muchachas, de que que cada vez que nos reunimos no hacemos más que comer? - Berta nos llamó la atención.
- ¿Y qué quieren, si es el único gusto socialmente aceptable, que podemos darnos? - alegó Mariana.
Todas pretendimos hablar al tiempo.
- Hagamos un pacto de honor: cuando volvamos a reunirnos, solamente comeremos ensaladas y tomaremos bebidas dietéticas.
- De acuerdo. Hagamos el pacto porque yo inicio muchas dietas y se me dañan cuando estoy con ustedes.
- Sí, hagámoslo, aunque sólo sea hasta que pase el matrimonio.
- Así no se vale. Tiene que ser un proyecto de vida: piensen el el colesterol, los triglicéridos, la glicemia y todo eso con que nos asustan nuestros médicos.
- Está bien. ¿Pero, qué nos vamos a poner?
Berta tomó nuevamente la palabra. - No se preocupen: en Ladies Fashion está la solución Tenemos que ir muy elegantes para no quedar mal ante las señoras del cuerpo diplomático amigas de María Eugenia Holguín de Casabianca.
- Si se trata de apellidos, estamos mejor que nadie: Berta Urrutia de Pinedo Dávila, Lilia Soto de Palacio Diazgranados, Mariana Uribe de Pinedo Dávila, Clarisa Perdomo de Palacio Vives y Lucía Santamaría de Palacio Alzamora.
No pudimos contener la risa. ¡Los apellidos de los primos unidos a los nuestros, suenan muy bien!
Cuando Berta regresó de Miami, hace unos quince o veinte años, una vez superado el trauma de su separación decidió establecer un negocio propio. Con la experiencia adquirida como vendedora de ropa en un almacén de departamentos y gracias a los contactos establecidos con los fabricantes, abrió un local muy "chic" en Unicentro: Ladies Fashion.
Se asoció con Barbarita Pérez, una modista muy creativa. El nombre en ingles y los modelos importados con que abrió el almacén atrajeron a una selecta clientela. Desde entonces realiza frecuentes viajes a Miami y a Nueva York, no solamente para actualizar su visa de residente, sino también para asistir a desfiles de modas. conocer las nuevas tendencias y firmar contratos comerciales. Trae modelos exclusivos que Barbarita reproduce en varias tallas, modificándolos con detalles propios, en su casa-taller de Chía en donde supervisa a numerosas operarias. Ladies Fashion es ya una marca que se vende en Estados Unidos y Centro América.
Cuando la Cámara de Comercio conminó a Berta a cambiar la razón social para cumplir con la ley de defensa del idioma castellano, ella argumentó que su firma ya tiene un merecido prestigio a nivel internacional, que hace honor a la confección colombiana.
Después del agite de cada viaje de negocios, Berta se toma unos días de vacaciones para encontrarse con Bill O'Leary. Siempre llega rejuvenecida y más bonita. Acordamos ir esa misma semana a Chía, porque el tiempo apremia y los vestidos para el matrimonio tienen que estar listos con anticipación.
- Recuerden, muchachas - nos advirtió Berta - nada de masato con pandeyucas y almojábanas. Pasaremos de largo por La Dulcinea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario