Después del kínder, los niños
entraron al colegio grande. Escogimos el Antonio Nariño, regentado por los
Hermanos Corazonistas, españoles.
Desde el principio se sintieron contentos
y fueron buenos estudiantes. El bus los recogía por la mañana, los traía a
almorzar y nuevamente los recogía y traía
por la tarde.
Yo aprendí que no debemos
amenazar a los niños con castigos que no vamos a cumplir. En las mañanas, yo
los apuraba para que se bañaran y desayunaran pronto y les prometía castigos si
los dejaba el bus.
Una mañana, como de costumbre,
salí con las niñas a dar un paseo. María Teresa estaba recién nacida y la
llevaba en el cochecito; Rosita y Ángela se sujetaban de los lados. La meta era
ir a una casa cercana en donde fabricaban el ponqué Ramo. Lo vendían en el
garaje y allí tomábamos las medias nueves. Una mañana al ir para allá, vi que
de pronto, detrás de la barda de un antejardín, se asomaba la cabeza de Carlos.
Al verse descubiertos, se acercaron resignados. Los regañé y en castigo, no
fueron a comer ponqué Ramo. ¡Quién sabe cuántas veces los habrá dejado el bus y
ellos habrían vagado hasta la hora del almuerzo, para llegar a la casa!
Otro día, regresaron muy temprano
y me dijeron que les habían dado el día libre, porque llegaba el Hermano
Superior de España. Cuando fui a pagar la pensión, pregunté por el Hermano
Superior. El secretario se mostró extrañado y a mi pregunta, respondió que no
había venido. ¡Como siempre, hermanos y cómplices!
Juntos hicieron la Primera
Comunión y se graduaron de bachilleres el mismo día. En adelante, cada uno
seguiría la vocación que había manifestado desde la temprana infancia: Fernando
entraría a la Facultad de Medicina y Carlos, a la de Ingeniería.
Se graduaron casi
simultáneamente. En la fotografía los vemos ya dispuestos a asumir sus nuevas
responsabilidades.
Fernando iría a Tres Esquinas
como médico de la base aérea. Esta fue establecida a orillas del río Orteguaza,
muy cerca al sitio en donde estuvo el Hospital de Potosí que papá dirigió
durante el conflicto con el Perú. La base aérea ha sido necesaria no solamente
para salvaguardar la soberanía
nacional, sino para combatir los
grupos guerrilleros que operan en las zonas selváticas. Fernando tuvo que ir
muchas veces en avión, a recoger heridos y a certificar la muerte de las
víctimas.
Carlos iría al río Magdalena a
desempeñar su primer cargo como ingeniero de Hidroestudios, firma a la que se
vinculó cuando era estudiante. Al mando del buque explorador del Ministerio de
Obras Públicas, efectuaba las mediciones del cauce del río Magdalena en todo su
recorrido, para programar y ejecutar el dragado. Muchas veces, desde la borda,
vio bajar cadáveres cubiertos de chulos. Las autoridades de algún puerto, se
encargarían de rescatarlos e identificarlos, si acaso los pájaros carroñeros
hubieran dejado algún indicio.
Al dejar de ser estudiantes en
Bogotá, mis hijos se enfrentaron directamente a la cruel violencia que ha sufrido nuestro país,
durante casi toda su historia.
Fernando acaba de cumplir 60
años; Carlos los cumplirá muy pronto. Siguen siendo muy unidos, no solo entre
sí, sino con toda nuestra gran familia. Los dos están felizmente casados.
Fernando y Patricia son padres de Paty y Rafael. Carlos y Ángela tienen tres
hijos: Carlos Francisco, Daniel y Andrés Felipe. Son los orgullosos abuelos de
Sebastián, mi primer bisnieto.
Estas reminiscencias familiares
que he compartido con ustedes, abarcan un siglo de nuestra historia patria,
desde mi abuela Irene hasta mi bisnieto Sebastián. Tres hechos históricos
marcaron tres importantes etapas de mi vida:
Doy gracias a Dios porque me
permitió sobrevivir al holocausto del Palacio de Justicia y me ha regalado hasta
hoy, veintiocho años más de vida, durante los cuales he visto crecer y
progresar a mi familia, he conocido a mis nietos y a mi bisnieto.
Esta es la petit histoire, como dicen los franceses, que corre paralela con la
vida de un país, que aporta elementos sociales y culturales muy valiosos, que a
veces los grandes historiadores no toman en cuenta.
Un nuevo bisnieto alegra nuestra familia: Es Miguel, el hijo de mi nieto Arturo.
La nueva generación, está internacionalizando a la familia: Sebastián es colombo-belga y Miguel es colombo-estadinense.
Bogotá 2015.
Un nuevo bisnieto alegra nuestra familia: Es Miguel, el hijo de mi nieto Arturo.
La nueva generación, está internacionalizando a la familia: Sebastián es colombo-belga y Miguel es colombo-estadinense.
Bogotá 2015.